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Os dejamos un poco de la historia de esta leyenda viva del SEVILLISMO.
Los defensas son los grandes olvidados. La gloria del gol eclipsa habitualmente a los zagueros, cuya tarea es, precisamente, impedirlos. Pero lo cierto es que hay defensas cuya trayectoria y juego son imposibles de eclipsar. Defensas que con el paso de los años siguen estando en la mente de loa aficionados. Defensas que exhibiendo una regularidad asombrosa a lo largo de su carrera deportiva, se convierten en esos clásicos de la Liga, esos que parece que nunca se retiran y, cuando así lo hacen, parece que nunca lo han hecho.
Son muchos los ejemplos de este tipo de hombres que se convierten en símbolos de sus respectivos equipos y se les acaba conociendo como ‘el gran capitán’. En la historia reciente del Sevilla encontramos un caso muy significativo, uno de esos jugadores que estrenan los tacos de sus botas, los gastan y las cuelgan con la zamarra nervionense. Nos referimos a Pablo Blanco, un portento físico que durante 13 temporadas militó en el Sevilla FC, jugando en el lateral derecho, de central y también de centrocampista.
Pablo Blanco empezó a dar sus primeros toques con el balón en equipos de barrio, hasta que Casto Ríos lo descubre y se lo lleva al Juvenil del Sevilla. Allí permanece dos temporadas y, seguidamente, se incorpora al filial sevillista, por aquel entonces, el Sevilla Atlético. Su oportunidad en el primer equipo le llega en la temporada 71-72, en un choque que el Sevilla disputó en el Molinón y en el que sustituyó a Toni. Este día fue el principio de una larga historia, de un idilio entre un club y un jugador que todavía hoy no ha acabado.
En sus 13 años en el Sevilla, jugó un total de 400 partidos oficiales. Fue dos veces internacional olímpico, aunque nunca llegó a pegar el salto a la absoluta. Su principal arma fue la regularidad. Por todo ello, la afición lo encumbró a lo más alto. Fue un icono a seguir por varias generaciones de aficionados sevillistas. Su trabajo y fidelidad hacia los colores sevillistas fueron reconocidos por la entidad blanca, que cuando se retiró, le brindó un partido homenaje, en el que el Sevilla FC se midió al Ferencvaros húngaro.
En ese periodo, a Pablo Blanco le dio tiempo de experimentar muchas sensaciones. Alegrías y penas, como todo en esta vida. Su primer año no fue bueno. El Sevilla, que no empezó mal, pegó un fuerte bajonazo que le llevó al pozo de segunda. Del agujero negro no salió hasta tres años después. Pero con el paso de los años, los blancos se fueron consolidando en la categoría y, a principios de los ochenta, lograron dos clasificaciones consecutivas para la Copa de la UEFA, en las que el concurso de Blanco fue fundamental.
Pero la retirada fue sólo de los terrenos de jugo. La vinculación de Pablo Blanco con el Sevilla FC no terminó cuando colgó las botas. Se incorporó al cuadro técnico del club hispalense y, en la actualidad, es el secretario técnico de la cantera. Jugadores como Jesús Navas, Sergio Ramos o Puerta, han sido amamantados y criados por este amante del sevillismo.
REPORTAJE FOTOGRAFICO
1 comentario:
Grandísimo Pablo y grandísimo Giulio
Es un gran placer comprobar como una persona que fue un idolo de tu niñez sea una persona tan grande
Eso lo pude comprobar ayer mientras compartíamos sevillismo
Un abrazo
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